Jorge Sánchez Herrera – Nómena Arquitectura
Arquitecto/Urbanista
En una columna publicada por Roxana Barrantes en el Comercio, la investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos hace una reflexión sobre el recientemente aprobado Bono de Alquiler para parejas jóvenes.
Barrantes se cuestiona si tener una vivienda propia es hoy una prioridad para la población joven. Para respaldar su pregunta, nos da algunas cifras que sustentan la diferencia de oportunidad laboral y salarial entre hombres y mujeres, como que, según estudios del IEP, los padres jóvenes tienen un sueldo 18% mayor al de las madres jóvenes.
“(…) me pregunto si no es tiempo que, como sociedad, asumamos una responsabilidad por la reproducción y evitemos las pérdidas que las mujeres jóvenes puedan sufrir debido a una maternidad temprana. (…) Junto con políticas de educación sexual, como sociedad necesitamos apoyar a las jóvenes. ¿Por qué no un bono para pagar guarderías?” cuestiona Barrantes.
Hoy las buenas políticas de urbanismo - y de arquitectura - procuran concentrar inversiones y reducir nuestros desplazamientos para elevar la calidad de nuestro tiempo y, finalmente, de nuestra vida. Así, aquellos distritos que encuentran un buen equilibrio entre densidad, equipamientos, servicios y transporte se vuelven mucho más atractivos y valiosos para vivir y trabajar.
Es evidente la importancia de recortar nuestros desplazamientos, por eso son cada vez más frecuentes los edificios multifuncionales, aquellos que incluyen diversos usos como viviendas, oficinas y locales comerciales. También se multiplican los negocios de co-work, que ofrecen lugares de trabajo más flexibles y con más servicios incorporados.
Siguiendo la sugerencia de Barrantes, y entendiendo las limitaciones que implican para las madres (y familias) compaginar el cuidado de niños con su desarrollo profesional, ¿No sería una buena idea acercar estos espacios de cuidado a los centros de trabajo? ¿Por qué no fomentar su implementación en los mismos edificios corporativos? Así como muchos de estos nuevos centros de trabajo también ofrecen franquicias de cafeterías y organizan talleres o conferencias para integrar y atraer a más usuarios, ¿No podríamos pensar también en incluir espacios adecuados con personal calificado para el cuidado de los hijos?
Creo que da para pensarlo y quizás, como insinúa Barrantes, se pueda evaluar mejor qué tipo de “empujón” es el que realmente necesitan las jóvenes por parte del Estado para salir adelante.
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