Por Christian Lengua
Era marzo de 1919, y faltando pocas semanas para las elecciones presidenciales –ese julio sería el golpe de Estado que marcó el inicio del oncenio de Augusta B. Leguía-, el país vivía huelgas casi a diario. En ese contexto convulsionado, el Colegio de Jesús iniciaba clases en la casona de San Marcelo, en el Cercado de Lima.
El local había sido cedido por doña Julia Loayza viuda de Vernal a la congregación de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario para que eduque a niñas de bajos recursos, con la posibilidad de tener una sección de pagantes. Empezaron clases con 70 alumnas y las profesoras eran las mismas hermanas, la mayoría venidas de España.
El nombre del colegio se debe a una imagen del niño Jesús llamado ‘Tarapaqueño’, por haber sido salvado de un incendio en la guerra con Chile. Esta también fue donada por doña Julia Loayza y aún puede ser vista en la institución.
La historia del colegio es contada por la hermana María Augusta Vidaurrázaga Zimmerman, de 89 años, conocida como la hermana Fátima, quien tomó nota a mano de todos los registros. En la década de los cincuenta empezó como profesora de ciencias, historia y música, y dos años después fue nombrada directora “tratando de llevar el colegio adelante y con lo último de la educación”, cuenta.
En 1954 había crecido tanto el número de estudiantes que decidieron mudarse. Entonces empieza la construcción del local actual, ubicado en la cuadra 24 de la Av. Brasil en Pueblo Libre. La mudanza oficial se realiza al año siguiente con los tres niveles: inicial, primaria y secundaria. En el año 2000 es cuando optan por el alumnado mixto.
En casi una manzana de extensión, el colegio ha ido rediseñando sus instalaciones, logrando tener cancha de fútbol, básquet, vóley, un moderno auditorio, y claro, una capilla con capacidad para 900 personas. De la mano con la infraestructura, buscan ofrecer una formación integral a los chicos.
“El principal motivo de la congregación era formar y sobre todo revalorar la dignificación de la mujer. Hoy en día, la propuesta educativa que desarrollamos es de una educación liberadora y profética plasmada en el currículo a través de todas las áreas. El eje principal es el carisma de la congregación”, sostiene la directora del colegio, Mg. Bertha Montejo, quien reconoce que es un honor tener este cargo en los 100 años del colegio.
Asimismo, la directora explica que el Colegio de Jesús es parte de un proyecto educativo a nivel continental. “Este proyecto nos ha llevado tres años. Hemos tenido reuniones en Chile y Perú con los equipos directivos de los diferentes colegios de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario. Esto es importante porque de esa manera el fin de la congregación, su carisma, está más firme y permite el desafío de juntar las semejanzas y diferencias que puede tener cada colegio según el contexto en el que se desarrolla”, señala.
Al ser un colegio centenario, uno de los retos es mantener una educación acorde a los tiempos. Para la hermana Petronila Atoche, misionera Dominica del Rosario, la clave es “formar desde la realidad familiar, educativa, y de país. Los cambios van de acuerdo a la tecnología y del currículo. Queremos que los alumnos salgan con ese espíritu crítico de la realidad que estamos viviendo”.
Otro de los ejes de la educación en la institución es la formación espiritual. La congregación de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario nació en Puerto Maldonado hace más de 100 años con la “educación como un medio para salir de la situación de pobreza”, explica la hermana Faustina Campos, encargada del área de Religión. “Es parte de nuestra identidad y espiritualidad. Nacimos en un pueblo marginado y desde allí la congregación se extendió al mundo entero. El mensaje continuo en el colegio es que no podemos olvidar nuestra espiritualidad misionera”.
Experiencia en las aulas
Uno de los pilares de un colegio son los profesores. Al ser De Jesús una institución con tantos años, hay docentes que son parte de la historia. Una de ellas es la profesora Mirtha Salcedo, con 40 años en el colegio en el área de Ciencia, Tecnología e Informática.
“Estos 100 años tienen profundo significado. Desde mi mundo personal me ha permitido crecer, profesionalmente, conducir a muchas generaciones, y todas esas promociones han marcado parte de ese desempeño. Es mi colegio también. Me formé con las hermanas dominicas. Son toda mi vida. Por ello doy gracias a Dios”, dice la profesora.
Por su parte, la profesora Adriana Pastor trabaja en primaria hace desde 36 años. “Considero una bendición de Dios y agradezco a las hermanas misioneras por haberme dado la oportunidad de desempeñarme como tutora durante tantos años. Para mí significa mucho trabajar con los niños, brindarles el amor y apoyo necesario. La misión para la madre Ascensión Nicol era educar y nosotros repetimos esta enseñanza”.
Jacqueline Rossel se emociona cuando habla de los 30 años como profesora de primaria en el colegio. “Conozco a niños desde los 6 años hasta que terminan, y ahora veo a las madres de familia que también han sido mis alumnas trayendo a sus hijos para que sigan nuestras enseñanzas. Estar aquí, celebrar, ver a las hermanas, es una emoción grande porque es un compromiso para mí”.
En tanto, Lourdes Benites recuerda cuando empezó en el colegio de Jesús hace 38 años como profesora de Educación Física. Hoy se desempeña como coordinadora de Tutoría y Convivencia Escolar y miembro de la Dirección Colegiada. “Estos años significan para mí aprendizaje. Gracias a la congregación por haber enriquecido el carisma de la congregación que significa evangelizar a través de la educación”.
Testimonios de exalumnos
José Aleman tiene 23 años y egresó de la promoción Infinitum del Colegio de Jesús en el 2012. Terminó recientemente la carrera de derecho en la Universidad del Pacífico y trabaja en un estudio de abogados. “Este colegio me trae muchos recuerdos, viví momentos muy felices aquí. Nos motivaban mucho a entender mejor cada cosa, tanto de la vida como en materias académicas. Rescato mucho el valor de la solidaridad y la amistad que siempre nos inculcaron”, comenta.
En el caso de Jannina Espinoza egresó en 1987. Guarda los mejores recuerdos y no dudó en matricular a su hija en el colegio. Es tecnólogo médico, asimilado a la Policía Nacional del Perú, con el grado de comandante. “Cada pasillo, cada aula, están llenos de recuerdos de mis compañeras y profesoras. Mis mejores amigas son del colegio. Lo más valioso fue los valores y virtudes, que me han servido mucho en mi carrera. Me faltan pocos años para retirarme y tengo una carrera intachable. Matriculé a mi hija para que pueda seguir en esta misma línea educativa”, nos cuenta.
812 alumnos tiene actualmente el Colegio de Jesús en los tres niveles: inicial, primaria y secundaria. Cada grado se divide en secciones A, B y C.
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