Esta noche hay un musical y en el carro estoy con dos amigas, camino al teatro. Vamos conversando de todo, pero yo no participo mucho porque estoy manejando, el tráfico está imposible. Hay muchos imprudentes que se meten o te cierran y debo estar alerta. Sin embargo, Estefanía me regresa a la conversación cuando dice: “alucina que está en Tinder”, con un tono de desaprobación. Le pido por favor a Yesenia que me ponga al tanto de lo que están hablando. Quiero saber qué es lo que reprueba mi amiga.
Con un tono condescendiente me dice que a Estefanía no le parece que las chicas estén en Tinder o que utilicen la tecnología para tratar de conseguir pareja o alguien con quién pasar el rato. Pero, “¿qué tiene de malo?”. Estefanía dice que estar en Tinder es equivalente a mostrarse como mercadería. Protestamos y nos reímos de la actitud de nuestra amiga, que no sé por qué de un tiempo a esta parte se muestra tan conservadora y pía.
Al día siguiente, Yesenia comparte con nosotras un artículo que alude a un estudio denominado “The Strength of Absent Ties: Social Integration via Online Dating”, el cual tiene entre sus principales conclusiones que las parejas que se conocieron a través de Internet se divorcian menos. La nota del diario ABC de España señala que este fenómeno se debe a que las personas cuando deciden buscar una pareja por Internet, pasan por filtros en los cuales señalan qué tipo de persona desean como pareja. Pasado este tamiz, cuando se conectan las parejas, ambos tienen un tiempo para conversar y averiguar más del otro. Se supone que cuando deciden verse en persona, ambas personas ya se conocen de cierta forma. Durante todo este proceso, es muy fácil descartar a aquellas personas que no te interesan o que te demuestran que no son para ti.
Quizá esa es la razón por la cual, las parejas que se conocen en Internet se casan más rápido que las parejas que se han conocido en otras circunstancias, según señala la nota del diario español.
Obviamente, no es una tarea fácil encontrar a la persona adecuada, es muy probable que en el proceso de búsqueda conozcas gente desagradable o personas que puedan decepcionarte. No hay una garantía de que este proceso será amable y que conseguirás con rapidez a la persona que buscas. Pero, ¿acaso no es así también en la vida real?
Acaso, no conoces personas que parecen ser muy buenas y al final terminan mostrándose como seres bajos y mal intencionados. O quizá también puedas encontrar muy buenas personas, pero que no te entusiasmen sexualmente en lo más mínimo.
Más allá de que si usas la tecnología o métodos más tradicionales en tu búsqueda de pareja, lo importante es vivir la vida con alegría y saber que no hay fórmulas, que no hay reglas, cada uno debe crear y desarrollar su propio proceso de búsqueda de la felicidad.
Sobre la autora
Soy Zendy Manzaneda Cipriani , tengo un MBA de la UP y un Máster en Comunicación en Barcelona. Además, soy catedrática y gerente de marketing de una empresa trasnacional. Hace poco publiqué una novela titulada “las pecadoras también vamos al cielo”.
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