Hay mujeres que son como libros abiertos, cuando tienen problemas en su hogar, con su pareja, suelen reflejarlo en su forma de vestir, en su ánimo, en su trato con los demás, en general en su actitud hacía la vida y el mundo. Es el caso de una ex colega, a la que llamaré Marita. Hace unos meses nos encontramos en el súper mercado, yo llevaba agua y ella una botella de vodka etiqueta negra y agua tónica. Le dio un poco de vergüenza y sin que mediara pregunta alguna se justificó diciendo: “Ay , flaca, es que las cosas no son muy buenas en casa”.
Durante los cinco minutos que estuvimos esperando en la cola para pagar en caja, me contó que las cosas no iban bien con su esposo, que si bien habían tenido hasta el momento un matrimonio exitoso, en el sentido de que se querían y respetaban mucho; últimamente, a él lo notaba desmotivado, incluso le huía a las relaciones sexuales con ella. A Marita le deba mucho temor que esta situación terminara en una infidelidad.
Han pasado unos meses y la he vuelto a encontrar, como un libro abierto, en su rostro se puede ver que la felicidad ha vuelto a sus fueros. Marita se viste de una forma un poco más juvenil y atrevida, su maquillaje le sienta bien y se le ve contenta. No pude dejar de preguntarle: ¿qué había pasado? Como en la anterior ocasión no le tomó mucho tiempo explicarme que su alegría se debía que las cosas habían mejorado mucho con Ernesto, que estaban más unidos que nunca y viviendo con intensidad su vida sexual.
¿Cómo lo logró? Jugando, esa fue su escueta respuesta. Luego me explicó que ambos decidieron practicar el llamado “juego de roles”, que consiste en crear una “fantasía”, donde la pareja decide interpretar papeles que no tienen nada que ver con su vida. Por ejemplo, el típico juego dónde ella es la maestra y él el alumno mediocre que debe compensar sexualmente a la profesora para obtener una buena nota. O quizá el juego donde él es un policía juicioso y ella una pertinaz infractora de tránsito. De esta forma, Marita y su esposo no solo han logrado reavivar las llamas del amor, también han logrado, y creo que es lo más importante, cumplir con sus fantasías eróticas. Mi amiga dice que los juegos de roles han logrado amplificar su visión y dominio de su sexualidad. Me cuenta que para hacerlo todo más real, se compran disfraces con su esposo y construyen sus escenarios en hoteles. En casa no pueden hacerlo por los hijos que aún son pequeños.
No he podido dejar de alegrarme por mi amiga, pero la idea que más me ha estimulado y que no deja de rondar mi cabeza es que Marita para salvar su relación, en vez de ponerse seria, decidió jugar, jugar al amor.
Sobre la autora
Soy Zendy Manzaneda Cipriani , tengo un MBA de la UP y un Máster en Comunicación en Barcelona. Además, soy catedrática y gerente de marketing de una empresa trasnacional. Hace poco publiqué una novela titulada “las pecadoras también vamos al cielo”.
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